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Avena

Emma González Gamero • dic 18, 2019
Los que me conocéis sabéis que me encanta la avena entre otros muchos alimentos. Hoy, os voy a contar un poco sobre ella a ver si sentís la misma estima que yo.

Históricamente en el Mediterráneo el cereal por excelencia ha sido siempre el trigo. Los antiguos romanos se burlaban de los germanos llamándoles "bárbaros comedores de avena", porque para ellos no era más que una mala hierba usada como forraje para caballos. 
Pero la avena, con el tiempo, se ha ido abriendo paso. Su cultivo comenzó en torno al mar Caspio y las llanuras del Cáucaso. Desde ahí llegó por el este hasta el Lejano Oriente, China e India, y con griegos y romanos se expandió hacia el oeste y el norte de Europa, donde encontró su mejor hábitat. 

Hoy la toman desde vegetarianos o personas que quieren adelgazar a deportistas, culturistas y pacientes de muy diverso tipo.
 
Nutricionalmente la avena supera con mucho a otros cereales más populares, tanto por su aporte de proteínas como de grasas saludables. Además aporta buenas cantidades de vitaminas y minerales.

El contenido en hidratos de carbono de la avena es similar al de otros cereales, en torno al 60%. Se trata en su mayor parte de polisacáridos de absorción lenta, que proporcionan mayor sensación de saciedad después de comer, y van aportando energía de manera moderada pero constante. A este efecto contribuye su riqueza en fibra (6,7%). Con ello se evitan la debilidad, el cansancio y la ansiedad que llevan a comer entre horas y a desequilibrar la dieta.
Su aporte de proteínas (13,8%) es el más alto entre los cereales. Consumirla junto a una legumbre, permite obtener proteínas más completas.
Es rica en minerales y vitaminas del grupo B, una ración de 50 gramos de copos de avena integral aporta el 25% del fósforo diario, el 20% del magnesio, el 15% del hierro, el 50% del manganeso y el 22% de la vitamina B1. 
Además aporta algo de potasio, calcio, selenio, silicio, cobre, cinc y vitaminas E, B2 y B3, así como numerosos antioxidantes y antiinflamatorios como las avenantramidas.
La vitamina B1, el calcio y los alcaloides (indol, trigonelina o avenina) refuerzan el sistema nervioso a la vez que favorecen la capacidad para relajarse, concentrarse y prevenir el agotamiento mental. 

La avena contiene una fibra soluble llamada betaglucano y otras sustancias beneficiosas, como la lecitina, o fitoesteroles como el avenasterol o el betasitosterol, con efectos comprobados en el control del colesterol LDL o "malo".
Además, la avena estimula la glándula tiroides, que participa en el metabolismo de las grasas. Estimula la actividad del páncreas.
 Por ello es recomendable para diabéticos no insulino-dependientes al contribuir a estabilizar el azúcar en la sangre: tomarla en el desayuno, por ejemplo, ayuda a mantener un nivel más estable. 
Es protectora frente a algunos tipos de cáncer, como los de colon, mama o próstata.
Es muy digestiva, alivia los síntomas en caso de úlcera digestiva y también es útil en caso de pirosis, gastritis, estreñimiento y flatulencias

Estas son parte de sus beneficios y propiedades. Todo lo que se sabe permite afirmar que la avena es un alimento efectivo para conservar la salud o ayudar a recuperarla. 

Si tenéis alguna duda, ya sabéis que, como siempre, podéis hacerme cualquier consulta.
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