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Súper alimentos: Chía

Emma González Gamero • abr 18, 2021
Este mes quiero hablaros de la chía, semilla comestible de la planta Salvia hispanica, de la familia de la menta que crece en abundancia en el sur de México, extendiéndose su cultivo a muchas otras partes del mundo como a Australia, que es actualmente uno de los principales productores. A pesar de la reciente popularidad, las pequeñas semillas negras y blancas fueron un componente principal de las dietas aztecas y mayas en la época precolombina y fueron la ración básica de supervivencia de los guerreros aztecas. 
 
En la alimentación vegetal las semillas de chía, junto con el lino, son una de las principales fuentes de ácidos grasos alfa-linolénico omega-3, ya que poseen efectos antiinflamatorios y son necesarios para el buen funcionamiento general del organismo.
También son una buena fuente de vitaminas del grupo B y de minerales como calcio y fósforo.
Su contenido en proteínas se sitúa en torno al 20%.
Contienen abundantes mucílagos (25%) que, al contacto con el agua, forman un gel viscoso.
Se le atribuyen virtudes antioxidantes que ayudan a retrasar el envejecimiento celular.
Son un recurso de primer orden para reducir los triglicéridos y el colesterol LDL en sangre, al tiempo que incrementa el colesterol HDL. 
Son un gran apoyo en el control de la tensión sanguínea y la prevención de accidentes vasculares.
Poseen un ligero efecto hipoglucemiante, que puede ser útil a los diabéticos.
Tienen efectos beneficiosos en enfermedades inflamatorias crónicas como la artritis reumatoide y el asma.
Su fibra la hace indicada para tratar el estreñimiento. En todos los casos, se debe beber mucha agua tras su consumo. Como laxante, la chía se toma macerada en agua o mezclada con zumo o yogur. Otra opción es prepararla en decocción.

Debemos tener en cuenta que ningún alimento en exceso es bueno. Como cualquier otro alimento, las semillas de chía tienen contraindicaciones, aunque lo cierto es que si se conocen bien y no se abusa de ellas, su consumo no tiene por qué comportar nada negativo a nuestro organismo. 

Las semillas de chía son fáciles de digerir ya que sus nutrientes son rápidamente asimilados por el organismo. La forma más común de comer chía es mezclándolas con agua, zumo o algún alimento líquido, pudiendo absorber muy rápidamente en menos de 10 minutos una gran cantidad de líquido entre 9-12 veces su volumen. Se formará un gel (mucílago) que puedes agregar a los batidos, mezclar con aliños de ensaladas, postres o simplemente tomarlo a cucharadas. 
 
Os dejo con una receta: 
 
Pudín de chía con semillas de calabaza
 
En esta receta, la cantidad de chía utilizada te asegura la cantidad de omega-3 que necesitas al día. Se remojan en una leche vegetal para ablandarlas y conseguir la consistencia de pudin, ya que la entrar en contacto con un líquido, sea una leche vegetal como en este caso o un caldo, libera sus mucílagos y ayuda a espesar y a ligar. El remojo te ayuda además a asimilar los omega-3 y el resto de nutrientes que aportan. Las semillas de calabaza enriquecen la receta con magnesio y zinc.

Ingredientes para 1 ración
- 2 cucharadas generosas de semillas de chía
- 250 ml de bebida vegetal a tu elección (puede ser de almendras, coco, avellanas, avena…)
- Media cucharadita de canela en polvo
- 1 cucharadita de sirope de arce
- 1 cucharadita de pipas de calabaza
- 5 moras y 5 frambuesas para decorar (opcional)

Preparación
- Vierte las semillas de chía, la leche vegetal que hayas elegido, la canela y el sirope de arce en un bol y mézclalos bien o tritúralos en una batidora.
- Pasados unos 5 minutos vuelve a mezclarlo todo.
- Añade por encima las pipas de calabaza.
- Reserva en el frigorífico durante un mínimo de 30 minutos para que la mezcla tome consistencia.
- Si lo deseas, en el momento de servir, decora con unas moras y frambuesas.

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